miércoles, 22 de noviembre de 2017

En esta entrada del blog me gustaría hablar de cómo en el Centro Vida Nueva de Navarra se humilla a las personas y se les obliga a hacer cosas que no son su voluntad. En primer lugar no se deja a las personas ser ellas mismas. En base a doctrina cristiana que dicen seguir, se obliga a la gente a no solo arrepentirse de lo malo si no también de las cosas buenas que tenían las personas antes de llegar al Centro. Esto supone que si te gustaba bailar, ahora te arrepientes y ya no bailas más o sí dependiendo de la voluntad de los responsables. No se deja decidir en libertad los estudios que se quieren cursar, en caso de que dejen estudiar ya que a la mayoría no nos han dejado ni siquiera acceder a un grado medio. La gente que estudia lo hace para más tarde ser útil allí, es decir para cubrir la necesidades de los responsables que, por otro lado, hacen lo que ellos denominan terapia sin tener titulación especifica para ello, solo tienen una psicóloga que jamas acude al centro y una psiquiatra cuya función es evitar que los internos acudan al servicio medico externo y por tanto ejercer más presión y  control sobre las personas. 
Además de lo ya expuesto, las bodas en este lugar son la mayor parte concertadas. El pastor y su equipo de responsables deciden quien se casa con quien y luego mediante presiones y coacción obligan a la gente a contraer matrimonio, un matrimonio que, por otro lado, debe durar para siempre y no separarse porque de lo contrario el castigo de aislamiento y vejación es muy fuerte. En materia de igualdad defienden que la mujer debe someterse( con esa palabra) a la voluntad del hombre y en caso de disensión la palabra del hombre es la que prevalece. También defiende que en un matrimonio la mujer debe estar siempre disponible sexualmente para el marido a pesar de su voluntad ( que te dejes violar, vamos) cosa que me parece despreciable y condenable absolutamente. Como se puede ver que un Centro de estas características siga recibiendo subvenciones del Gobierno de Navarra no tiene ningún sentido. Deberían cerrarlo y encarcelar a los responsables de este lugar de tortura y malestar. Los que hemos salido tenemos todavía traumas por haber permanecido a las ordenes de gente de la cual nos habíamos fiado y que solo querían hacernos daño.